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El hígado es uno de los órganos más grandes y complejos del cuerpo humano, desempeña más de 500 funciones, todas ellas, fundamentales para vivir. Actúa como un filtro que recoge y elimina toxinas, bacterias y medicamentos; se encarga del procesamiento y asimilación de los alimentos, vitaminas y minerales; produce factores para la coagulación de la sangre; metaboliza la elaboración de colesterol y proteínas especiales para el transporte de las grasas; y regula la concentración de aminoácidos que son elementos esenciales en la síntesis de proteínas. Además, es un órgano crucial en la moderación de la glucosa sanguínea.
La enfermedad hepática puede ser hereditaria (genética) o causada por diferentes factores que dañan el hígado, como los virus de hepatitis B y C o el consumo excesivo de alcohol. También la obesidad está asociada con lesiones a este órgano.
De acuerdo con la edad del paciente, éstas son las dos causas más comunes de falla hepática.
Es la causa más común en bebés. Se trata de una obstrucción en los conductos que transportan la bilis desde el hígado hasta la vesícula biliar y ocurre cuando estos conductos no se desarrollan de manera normal. Entre los síntomas se encuentran:
A. Coloración amarilla en la piel y mucosas en la segunda o tercera semana de vida.
B. Pérdida de peso e irritabilidad después del primer mes de vida.
C. Orina turbia.
D. Heces flotantes.
E. Heces con olor fétido.
F. Heces pálidas o de color arcilla.
G. Crecimiento lento.
H. Poco o ningún aumento de peso.
En el caso de adultos, la insuficiencia hepática puede ser:
Sucede cuando un hígado previamente sano sufre heridas masivas, resultando en los signos clínicos y síntomas de insuficiencia hepática. Muchas pueden ser las causas de la insuficiencia hepática aguda, pero las más comunes son:
A. Sobredosis de acetaminofén (Tylenol®).
B. Infecciones virales.
C. Ingesta de toxinas provenientes, por ejemplo, de hongos venenosos.
D. Reacciones inusuales a fármacos o medicamentos.
A diferencia de pacientes con insuficiencia hepática crónica, que pueden vivir semanas, meses o incluso años esperando un trasplante de hígado, aquellos con insuficiencia hepática aguda pueden morir en días si no son trasplantados.
Es por esta razón que los pacientes con insuficiencia hepática aguda tienen la prioridad más alta en las listas de espera de donadores a nivel local, regional y nacional.
El hígado tiene una gran capacidad para repararse a sí mismo, pero si es expuesto a constante daño y reparación por años o décadas, las heridas pueden volverse permanentes. A esto se le conoce como cirrosis y es el punto en el que el hígado ha perdido su capacidad de sanarse a sí mismo. Las causas más comunes de la cirrosis son:
A. Hepatitis B o hepatitis C.
B. Hepatitis autoinmune.
C. Daño hepático genético.
D. Alcoholismo prolongado.
E. Coágulo de sangre en la vena hepática (trombosis).
F. Daño hepático por intoxicación o medicinas.
G. Problemas con el sistema de conductos del hígado.
H. Trastornos metabólicos del cobre o del hierro.
I. Hígado graso.
J. Cáncer.
Aunque existen medicamentos que pueden reducir los síntomas causados por la falla o insuficiencia hepática, el trasplante de hígado representa la única cura permanente.
Algunos de los síntomas que presenta la insuficiencia hepática crónica son:
Sangrado gastrointestinal.
Retención de fluidos.
Encefalopatía (sueño irregular y disfunción cognitiva).
Intericia (coloración amarilla en la piel).
Trasplantar un hígado implica remover el órgano enfermo del paciente, reemplazarlo por uno saludable proveniente de un donador, y que pueda retomar todas sus funciones vitales lo más rápido posible.
Debido a que actualmente no existe una máquina o método alternativo que pueda desempeñar todas las funciones de este órgano, el trasplante de hígado es la única cura para la insuficiencia hepática.
No toda la gente con cirrosis o falla hepática son candidatos para
el trasplante de hígado. Las siguientes condiciones se consideran contra-indicaciones absolutas al trasplante de hígado:
1. Enfermedad severa e irreversible que limite la expectativa de vida a corto plazo.
2. Hipertensión pulmonar severa.
3. Cáncer que se haya esparcido más allá del hígado.
4. Infección sistemática o incontrolable.
5. Abuso activo de sustancias nocivas.
6. Historial de no cumplimiento o inhabilidad para seguir régimen médico estricto.
7. Enfermedad psiquiátrica severa o incontrolable.
El órgano de reemplazo para un trasplante de hígado sólo se puede obtener de un donante fallecido o con muerte encefálica. Se trata de personas que, en vida, aceptaron el uso de sus órganos para operaciones y trasplantes al momento de su muerte cerebral o total.
En casos selectivos en los que se requiere de un sólo segmento, la donación puede realizarse a partir de un donante vivo.
Cuando el paciente opta por recibir el órgano trasplantado de parte de un donante fallecido, su nombre ingresa a una lista de espera gestionada por el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA) y Centro Estatal de Órganos y Tejidos (CETOT) del estado de Jalisco y de acuerdo con la urgencia de su condición, recibirá el órgano antes o después.
Para más información sobre CENATRA visita:
www.cenatra.salud.gob.mx
Para más información sobre CETOT visita:
www.trasplantes.jalisco.gob.mx
Un donador puede ser cualquier persona muerta a cualquier edad que haya aceptado de forma expresa o tácita (es decir, a través de sus familiares cercanos) que sus órganos pueden usarse para trasplante. Sólo se admitirá la aceptación tácita de donación de órganos por parte de sus familiares legales inmediatos y una vez que se haya confirmado la pérdida de la vida o muerte cerebral del donante.
En el caso de trasplante de hígado, sólo funcionan órganos de donadores que en vida no hayan sufrido lesión hepática alguna.
Consulta el marco legal de la donación de órganos en
www.salud.gob.mx/unidades/cdi/legis/lgs/index-t14.htm
El protocolo de trasplante consiste en una evaluación exhaustiva tanto del receptor como del donador, en la que se abarcan aspectos médicos y psicosociales. Se deben cumplimentar una serie de exámenes y valoraciones médicas, así como de trámites legales.
En caso de donación por muerte encefálica, el paciente receptor también tendrá que realizarse el protocolo completo para poder ingresarlo en la lista de espera.
Nuestra coordinación de trasplantes se encargará de apoyarte durante todo el proceso.
1.
Se te realizarán a ti (y a tu donador/a, en caso de la donación en vida) una serie de análisis de laboratorio e imagen.
2.
Evaluaciones preoperatorias por nuestro equipo médico interdisciplinar de nefrología, cardiología, urología, psicología, nutrición y medicina de trasplante.
3.
Una vez completado el protocolo médico es puesto a consideración ante el comité interno de trasplantes del hospital. La resolución final queda registrada en el acta de sesión del comité y en el expediente del paciente.
4.
El protocolo aceptado se da de alta ante el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA). Pasadas 48 horas del registro, se puede realizar la cirugía.
El tiempo que transcurre desde el comienzo del protocolo hasta el día del trasplante puede variar desde una semana a un mes, dependiendo de las condiciones de cada paciente.
Un día antes de la operación te internarás en las instalaciones del hospital. Nuestro equipo cuidará de ti y verificará que todo esté de acuerdo con lo planeado antes de la cirugía. La duración del procedimiento varía según el tipo de órgano y puede alcanzar hasta cinco horas, dependiendo de las condiciones específicas de cada caso.
Si cuentas con un donador vivo, éste recibirá una cirugía de invasión mínima que permite una hospitalización más corta y acelera la recuperación con menor incidencia de complicaciones y dolor.
Al término de la intervención, serás trasladado a la unidad de trasplantes, diseñada con base en los más altos estándares internacionales y atención médica continua las 24 horas del día.
Durante los próximos 4 o 5 días, nuestro equipo médico seguirá tu recuperación muy de cerca. Se te realizarán exámenes postoperatorios de orina y sangre, controles de signos vitales, revisión de la herida quirúrgica, ecografías, entre otras exploraciones específicas que sirven para monitorear adecuadamente tu evolución clínica.
Una vez confirmado que te encuentras en buenas condiciones, podrás ir a casa. Recibirás toda la información acerca de la toma de tus medicamentos, los cuidados post-trasplante y el día de tu próxima cita.
Para asegurarnos de que el nuevo órgano funcione correctamente, es necesario seguir las indicaciones del medicamento inmunosupresor que recetamos.
Tomar el medicamento siempre a la misma hora.
No suspender ninguna dosis de medicamentos.
No ingerir ningún medicamento, sustancias, té o suplementos que no sean indicados por el equipo médico tratante.
Desde el momento posterior a la cirugía se da inicio a una etapa compleja, por un lado, llena de esperanza e ilusiones por haber logrado el trasplante, y por el otro, una gran incertidumbre de si el órgano trasplantado funcionará correctamente. Por ello, es muy importante seguir las indicaciones del equipo médico.
Durante el primer mes después de tu trasplante tendrás que asistir semanalmente para:
1. Realizar análisis clínicos.
2. Dar valoración, prescripción y vigilancia médica.
3. Revisar la herida quirúrgica, evolución del injerto mediante ultrasonido Doppler y la evolución clínica
1. Acondicionar una habitación para tu uso exclusivo, de ser posible con baño propio. El lugar se tiene que mantener muy limpio y desinfectado. Los artículos de limpieza deberán destinarse para el uso de ese espacio.
2. Solamente podrá entrar a tu habitación la persona que te estará apoyando en los cuidados. Las visitas estarán prohibidas hasta que el equipo médico y tu evolución clínica lo permita.
3. Tener artículos propios de aseo personal (toalla, jabón, esponja de baño, etcétera).
4. Todo lo que vayas a utilizar respecto de artículos de uso común, por ejemplo, utensilios de cocina, tendrán que ser usados sólo por ti.
5. No podrás asistir a ningún evento, reunión o lugar muy concurrido.
6. No saludar de mano, ni de beso.
7. Usar cubrebocas.
8. Usar antiséptico o gel antibacterial.
El equipo de médicos de trasplante y cirujanos de UNITAE utilizan métodos innovadores y probados para tratar exitosamente cualquier tipo de insuficiencia hepática, en cualquier grado de avance.
Atendemos un gran número de casos cada año, por lo que tenemos el conocimiento y experiencia para responder a cualquier tipo de situación y lograr un trasplante exitoso.
Estamos apoyados por un gran número de expertos especialistas en diferentes áreas, desde nefrología, medicina crítica, enfermedades digestivas, urología hasta nutrición clínica y psicología.
Somos pioneros en México en la introducción de tecnología especializada para restablecer tu función renal o hepática mediante terapias de reemplazo renal continua o soporte hepático hasta la reposición del órgano mediante el trasplante.
Todos nuestros procedimientos son realizados en espacios dedicados. Quirófanos vanguardistas y altamente equipados, unidad especializada para trasplantes en terapia intensiva y cuartos estériles que disminuyen cualquier riesgo de infección.
Cada tratamiento es diseñado de manera personalizada y abarca todas las fases de la enfermedad, desde la preparación y la operación, hasta el seguimiento y cuidados postoperatorios.