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Los riñones son los órganos encargados de filtrar toxinas de la sangre, eliminar desechos y el exceso de agua de nuestro organismo. Pueden dañarse por varias causas, siendo unas de las principales la diabetes y la hipertensión, aunque también distintas enfermedades los afectan provocando insuficiencia renal crónica.
Existen dos tipos de insuficiencia renal:
Sucede cuando los riñones pierden sus capacidades en menos de dos días. Algunas de las causas de insuficiencia renal aguda son:
A. Necrosis tubular aguda
B. Enfermedad renal autoinmunitaria
C. Coágulo de sangre por el colesterol
D. Disminución del flujo sanguíneo debido a presión arterial muy baja
E. Trastornos que causan coagulación dentro de los vasos sanguíneos del riñón
F. Infecciones que causan lesión directamente al riñón como pielonefritis aguda
G. Complicaciones del embarazo
H. Obstrucción de las vías urinarias
I. Drogas como cocaína y heroína
J. Medicamentos, incluyendo los fármacos antiinflamatorios no esteroides (AINE) ciertos antibióticos y medicamentos para la presión arterial, medios de contraste intravenosos, y algunos fármacos para el cáncer y el VIH.
Sucede cuando los riñones empiezan a perder sus capacidades gradual, lenta y silenciosamente. Puede avanzar durante meses o incluso años sin presentar síntomas. Para cuando los presenta, es porque la enfermedad ya está muy avanzada.
Las causas de la insuficiencia renal crónica en la actualidad son principalmente la diabetes mellitus y la hipertensión arterial; aunque también se asocian a distintos trastornos autoinmunitarios y enfermedades congénitas que afectan directamente el funcionamiento de los riñones.
Algunos de los síntomas que presenta la insuficiencia renal aguda son:
Heces con sangre
Falta de apetito
Mal aliento y sabor metálico en la boca
Tendencia a la formación de hematomas
Cambios en el estado mental o de ánimo
Disminución de sensibilidad en manos o en pies
Fatiga
Dolor de costado
Temblor en manos
Soplos cardíacos
Hipertensión arterial
Náuseas o vómitos frecuentes y constantes
Hemorragia nasal
Sangrado prolongado
Crisis epiléptica
Dificultad para respirar
Hinchazón por retención de líquidos en el cuerpo
Poca o ninguna orina
Algunos de los síntomas que presenta la insuficiencia renal crónica son:
Falta de apetito
Sensación de malestar general y fatiga
Dolores de cabeza
Picazón y resequedad de la piel
Náuseas
Pérdida de peso involuntaria
Los síntomas que se pueden presentar cuando la función renal ha empezado incluyen:
Piel anormalmente oscura o clara
Dolor de huesos
Somnolencia o problemas para concentrarse o pensar
Entumecimiento o hinchazón en las manos y los pies
Fasciculaciones musculares o calambres
Mal aliento
Susceptibilidad a hematomas o sangre en las heces
Sed excesiva
Hipo frecuente
Problemas con la actividad sexual
Detención de los períodos menstruales (amenorrea)
Dificultad para respirar
Problemas de sueño
Vómitos, con frecuencia en la mañana
Entre las pruebas que se requieren para verificar la salud de los riñones se encuentran:
Análisis de orina
Análisis de sangre
Depuración de creatinina
Niveles de creatinina
Creatinina en suero
Potasio en suero
Nitrógeno uréico en la sangre o BUN
Si cualquiera de estos síntomas se presenta, es imperativo acudir a un médico para una evaluación.
Existen tratamientos que suplen la función renal, como la hemodiálisis o diálisis peritoneal, pero este tipo de terapia obliga al paciente a depender de una máquina y a cuidados extenuantes que deterioran su salud, calidad y esperanza de vida.
La diálisis un proceso artificial que cumple las funciones del riñón,
limpiando el organismo. Existen dos tipos:
Se hace con una máquina que depura el organismo de toxinas y desechos en la sangre. Generalmente se debe realizar de 2 a 3 veces por semana durante periodos de 3 a 4 horas.
Se coloca un tubo o catéter en el abdomen, por donde se administran soluciones químicas especiales y deben realizarse diariamente.
Actualmente el trasplante de riñón es la mejor opción, ya que permite al paciente recuperar su vida en todos los ámbitos.
El trasplante renal se realiza colocando el nuevo órgano en la parte baja del abdomen, se conecta con las venas y arterias de sus propios riñones. Por lo general, al momento de la conexión el nuevo riñón comienza a desempeñar sus funciones inmediatamente.
Esta opción de tratamiento requiere una rigurosa evaluación por parte de un equipo médico especializado y puede hacerse luego de haberse tratado con diálisis o también de manera preventiva, dependiendo de las circunstancias específicas de cada caso.
La clasificación de trasplante renal se da de acuerdo con el tipo de donador:
Puede ser un donador consanguíneo (padre, madre, hijo, hija, hermano o hermana, por ejemplo) o uno emocionalmente relacionado (pareja o amigo) quien decide dar uno de sus riñones para ayudar al paciente. La donación es libre, consciente y desinteresada.
Aunque es mejor contar con donadores cuyo grupo sanguíneo es compatible con el del receptor, en la actualidad es posible realizar trasplantes exitosos aún si esta condición no se cumple.
En todos y cada uno de los casos, se realiza una evaluación integral y exhaustiva del disponente o donador para verificar que sus capacidades cognitivas y socioeconómicas lo hacen consciente de la decisión que toma y sus consecuencias.
Del mismo modo, sólo podrá donar una vez que un grupo de especialistas confirmen que su estado de salud física y emocional le permiten someterse a la operación sin poner en riesgo su vida o su salud.
Se trata de personas que, en vida, aceptaron el uso de sus órganos para operaciones y trasplantes al momento de su muerte cerebral o total.
Cuando el paciente opta por recibir el órgano trasplantado de parte de un donante fallecido, su nombre ingresa a una lista de espera gestionada por el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA) y Centro Estatal de Órganos y Tejidos (CETOT) del estado de Jalisco y de acuerdo con la urgencia de su condición, recibirá el órgano antes o después.
Un donador puede ser cualquier persona mayor de edad, viva o muerta, que haya aceptado de forma expresa o tácita (es decir, a través de sus familiares cercanos) que sus órganos pueden usarse para trasplante.
Si el aspirante a donador es menor de 18 años, sus padres o tutores legales deben confirmar la decisión mediante un consentimiento expreso.
En el caso de donantes fallecidos, sólo se admitirá la aceptación tácita de donación de órganos por parte de sus familiares legales inmediatos y una vez que se haya confirmado la pérdida de la vida del donante.
Consulta el marco legal de la donación de órganos en
www.salud.gob.mx/unidades/cdi/legis/lgs/index-t14.html
El protocolo de trasplante consiste en una evaluación exhaustiva tanto del receptor como del donador, en la que se abarcan aspectos médicos y psicosociales. Se deben cumplimentar una serie de exámenes y valoraciones médicas, así como de trámites legales.
En caso de donación por muerte encefálica, el paciente receptor también tendrá que realizarse el protocolo completo para poder ingresarlo en la lista de espera.
Nuestra coordinación de trasplantes se encargará de apoyarte durante todo el proceso.
1.
Se te realizarán a ti (y a tu donador/a, en caso de la donación en vida) una serie de análisis de laboratorio e imagen.
2.
Evaluaciones preoperatorias por nuestro equipo médico interdisciplinar de nefrología, cardiología, urología, psicología, nutrición y medicina de trasplante.
3.
Una vez completado el protocolo médico es puesto a consideración ante el comité interno de trasplantes del hospital. La resolución final queda registrada en el acta de sesión del comité y en el expediente del paciente.
4.
El protocolo aceptado se da de alta ante el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA). Pasadas 48 horas del registro, se puede realizar la cirugía.
El tiempo que transcurre desde el comienzo del protocolo hasta el día del trasplante pueden variar desde una semana a un mes, dependiendo de las condiciones de cada paciente.
Un día antes de la operación te internarás en las instalaciones del hospital. Nuestro equipo cuidará de ti y verificará que todo esté de acuerdo con lo planeado antes de la cirugía. La duración del procedimiento varía según el tipo de órgano y puede alcanzar hasta cinco horas, dependiendo de las condiciones específicas de cada caso.
Si cuentas con un donador vivo, éste recibirá una cirugía de invasión mínima que permite una hospitalización más corta y acelera la recuperación con menor incidencia de complicaciones y dolor.
Al término de la intervención, serás trasladado a la unidad de trasplantes, diseñada con base en los más altos estándares internacionales y atención médica continua las 24 horas del día.
Durante los próximos 4 o 5 días, nuestro equipo médico seguirá tu recuperación muy de cerca. Se te realizarán exámenes postoperatorios de orina y sangre, controles de signos vitales, revisión de la herida quirúrgica, ecografías, entre otras exploraciones específicas que sirven para monitorear adecuadamente tu evolución clínica.
Una vez confirmado que te encuentras en buenas condiciones, podrás ir a casa. Recibirás toda la información acerca de la toma de tus medicamentos, los cuidados post-trasplante y el día de tu próxima cita.
Para asegurarnos de que tu nuevo órgano funcione correctamente, es necesario seguir las indicaciones del medicamento inmunosupresor que te recetaremos.
Tomar el medicamento siempre a la misma hora.
No suspender ninguna dosis de medicamentos.
No ingerir ningún medicamento, sustancias, té o suplementos que no sean indicados por el equipo médico tratante.
Desde el momento posterior a la cirugía se da inicio a una etapa compleja, por un lado, llena de esperanza e ilusiones por haber logrado el trasplante, y por el otro, una gran incertidumbre de si el órgano trasplantado funcionará correctamente. Por ello, es muy importante seguir las indicaciones del equipo médico.
Durante el primer mes después de tu trasplante tendrás que asistir semanalmente para:
1. Realizarte análisis clínicos.
2. Valoración, prescripción y vigilancia médica.
3. Revisión de la herida quirúrgica y evolución del injerto mediante ultrasonido Doppler.
1. Acondicionar una habitación para tu uso exclusivo, de ser posible con baño propio. El lugar se tiene que mantener muy limpio y desinfectado. Los artículos de limpieza deberán destinarse para el uso de ese espacio.
2. Solamente podrá entrar a tu habitación la persona que te estará apoyando en los cuidados. Las visitas estarán prohibidas hasta que el equipo médico y tu evolución clínica lo permita.
3. Tener artículos propios de aseo personal (toalla, jabón, esponja de baño, etcétera).
4. Todo lo que vayas a utilizar respecto de artículos de uso común, por ejemplo, utensilios de cocina, tendrán que ser usados sólo por ti.
5. No podrás asistir a ningún evento, reunión o lugar muy concurrido.
6. No saludar de mano, ni de beso.
7. Usar cubrebocas.
8. Usar antiséptico o gel antibacterial.
El equipo de médicos de trasplante y cirujanos de UNITAE utilizan métodos innovadores y probados para tratar exitosamente cualquier tipo de insuficiencia renal, en cualquier grado de avance.
Atendemos un gran número de casos cada año, por lo que tenemos el conocimiento y experiencia para responder a cualquier tipo de situación y lograr un trasplante exitoso.
Estamos apoyados por un gran número de expertos especialistas en diferentes áreas, desde nefrología, medicina crítica, enfermedades digestivas, urología hasta nutrición clínica y psicología.
Somos pioneros en México en la introducción de tecnología especializada para restablecer tu función renal o hepática mediante terapias de reemplazo renal continua o soporte hepático hasta la reposición del órgano mediante el trasplante.
Todos nuestros procedimientos son realizados en espacios dedicados. Quirófanos vanguardistas y altamente equipados, unidad especializada para trasplantes en terapia intensiva y cuartos estériles que disminuyen cualquier riesgo de infección.
Cada tratamiento es diseñado de manera personalizada y abarca todas las fases de la enfermedad, desde la preparación y la operación, hasta el seguimiento y cuidados postoperatorios.